
El problema del analfabetismo es uno de los mayores males que afectan a la población mundial, porque cierra rotundamente las puertas del progreso a quienes lo sufren. Este día, establecido por la Organización de las Naciones Unidas, es propicio para reflexionar al respecto y afianzar la búsqueda de soluciones.
La alfabetización es un derecho humano fundamental y una necesidad básica de aprendizaje. Todos los chicos del mundo tienen derecho no sólo a su propia alfabetización, sino a la de sus padres, porque el nivel educativo de los progenitores tiene relación directa sobre la educación y el bienestar de los hijos.
Con el fuerte antecedente de la primera reunión del Congreso Mundial de Ministros de Educación realizado en Teherán (Irán) en 1965, del que participó la Argentina y en el cual se determinó unificar acciones para la erradicación del analfabetismo, en 1967 tanto la ONU (Organización de las Naciones Unidas) como la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) declararon el 8 de septiembre como el Día Internacional de la Alfabetización, para llamar la atención de la comunidad internacional y lograr un compromiso universal en aspectos tan trascendentes como la educación y el desarrollo; y con la expectativa de reducir a cero el analfabetismo en el mundo.
Tarea nada fácil si tenemos en cuenta las últimas estimaciones de la UNESCO, según las cuales para el año 2010, de continuar las actuales tendencias, la población adulta analfabeta representaría 830 millones de personas.
Y eso no es todo, porque hay además otro problema que permanece semi oculto y del cual solemos no tomar conciencia: ocurre que una gran parte de la población mundial (tanto niños como jóvenes y adultos) que es considerada y se considera a sí misma alfabetizada, en realidad tiene un dominio insuficiente de las habilidades básicas de comunicación escrita. (Se le llama analfabetismo funcional, y en algunos ámbitos, afortunadamente, ya se le está prestando atención).
Si bien durante la década de 1990 se hicieron esfuerzos importantes en el área de la educación, la alfabetización universal continúa siendo una misión inconclusa, tanto para los países en desarrollo como para las naciones desarrolladas. Por ello el tema debe seguir siendo prioritario, y por ello es afortunada la denominación de esta década como "la década de la alfabetización".
En este día y para profundizar los conceptos mencionados, compartimos el llamado a la solidaridad para combatir el analfabetismo que fue formulado por el director ejecutivo de la Unesco, Federico Mayor:
"Suele afirmarse que la escritura está superada en el mundo del presente, caracterizado por el predominio de la imagen. Sin embargo, la realidad difiere de esa aseveración y demuestra que aquella forma de comunicación y de incorporación al saber y a la cultura continúa siendo imprescindible, lo mismo que su dominio para que las imágenes sean inteligibles.
Esto obliga a los gobiernos a procurar disminuir los índices de analfabetismo, para de ese modo aumentar las posibilidades de desarrollo de sus naciones.
A esa labor de cada país, se agrega la que impulsa la UNESCO, entidad que hoy conmemora el Día Internacional de la Alfabetización.
La oportunidad es propicia para reafirmar la importancia que para cualquier ser humano tiene el saber leer y escribir, y su condición de vía esencial de acceso al conocimiento y de instrumento vital para el ejercicio de la ciudadanía.
Los esfuerzos desplegados para reducir el analfabetismo han dado frutos. Es así como en los últimos 50 años, el porcentaje de personas adultas estimadas en tal situación en el orbe ha bajado del 45 al 23 por ciento, hecho cuantitativamente notable a la luz del enorme incremento de la población mundial en ese período.
Por desgracia, el índice actual encubre disparidades preocupantes y sigue siendo elevado, particularmente en algunos países de África y Asia, donde bordea el 70 por ciento. No menos inquietud despierta el crecimiento del número de personas analfabetas en diversas zonas del Asia Meridional, África Subsahariana y los Estados Árabes.
En ambos casos es urgente revertir las tendencias, convencimiento que compele a la UNESCO a perseverar en sus iniciativas motivadoras y de coordinación de los empeños nacionales orientados a dicha finalidad.
Para ello es imprescindible que, cualesquiera sean las dificultades económicas que conspiren contra el objetivo reseñado, exista en los gobiernos más directamente comprometidos con el problema la voluntad política necesaria para lograr esa meta."
Queda claro, con estas palabras, que la educación de adultos, en especial la que persigue alfabetizar, es una llave de la cual la humanidad no puede prescindir en el siglo XXI.
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